En 1993 el show de Michael Jackson atrajo alrededor de cien millones de espectadores en el planeta, muchísimos más de los que vieron el juego. Y el resto fue historia.

4 de febrero del 2020

La liga Nacional de fútbol Americano (NFL) durante años ha tratado de internacionalizar el deporte, sin lograrlo. En los noventa, viendo como la liga de baloncesto local estadounidense (NBA) se convertía en un fenómeno de alcance planetario, intentaron copiar el modelo, colocando la atención no sólo en la cancha sino también en lo que sucedía en sus alrededores y en el contexto.

Igualmente sacaron algunos partidos "de la parroquia", llevándolos a Canadá, Inglaterra o México, en locaciones como el Wembley o el Azteca. Incluso, trataron de crear una liga europea con los "Barcelona Dragons", entre otros esfuerzos.

Pero inesperadamente el "fuera de la cancha", y más expecíficamente, el entretiempo en la final del fútbol americano, fue lo que logró el tan ansiado alcance mundial. Y quien dio la pauta para lograrlo fue nadie más, ni nadie menos, que el brillante Michael Jackson.

Antes de Jackson, el show del descanso era protagonizado por bandas militares u orquestales como la Banda Sinfónica de la Universidad de Arizona, la Banda de Marcha de la Universidad Estatal de Grambling o la orquesta de la Universidad Agrónoma y Mecánica de Florida. En general, eran vistosas puestas en escena que nos recuerda mucho las que se ven en casi todos los eventos deportivos nacionales y muchos internacionales de fútbol. Para dar una idea, presentamos el video del show del intermedio del súper bowl 1992.

Pero al año siguiente, en 1993, terminando el primer tiempo del partido entre los Dallas Cowboys (28) contra los Buffalo Bills (10), surge una cuenta regresiva de la Radio City Music anunciando al "Rey del pop". En una de las pantallas, aparece la figura de Michael Jackson y se eleva hasta que "salta" fuera de la pantalla, apareciendo como por arte de magia, sobre ella. Lo mismo ocurre en otra pantalla al extremo del estadio. Los gritos se vuelven ensordecedores. De repente, el cantante "se materializa" de un salto en medio del escenario tras una inmensa explosión. El público estalla de emoción, y así se cambió la historia del halftime show del Super Bowl para siempre.

Después de interpretar los éxitos del momento en un festival multicolor, cierra el espectáculo con dibujos de niños de todo el mundo a lo largo de las tarimas. "Hoy nos levantamos juntos en todo el mundo uniéndonos por un propósito común de rehacer el planeta y llenarnos de felicidad, entendimiento y cosas buenas. Nadie debería sufrir, especialmente nuestros niños. En estos tiempos, debemos tener éxito. Esto es para los niños del mundo", dijo Michael Jackson, al instante que aparecían unos 3 mil 500 menores de todas las culturas llenando el escenario. De pronto, un globo de la Tierra se infla y -con el estadio a una sola voz- el espectáculo concluye con fuegos artificiales.

Ese show atrajo alrededor de cien millones de espectadores en el planeta, muchísimos más que los que vieron el juego completo. Y el resto fue historia.

Aquí les presentamos el espectáculo de Michael Jackson en el Super Bowl de 1993.